Maclein y Parker, 2024
Archivo de la categoría: Poesía
Escenas de lenguaje (María Negroni)

Praga (Manuel Vázquez Montalbán)
En mis manos virtuales un poemario de Manuel Vázquez Montalbán: Praga, ciudad cuya visita abortó la pandemia. Volver a ella, a su pasado, a las rosas, a los tanques, a la invasión, a la metáfora de la infamia, al futuro abortado. Volver a las rosas agostadas en aquella primavera imposible. Praga y Barcelona, primas hermanas, o mellizas, y Montalbán tan mestizo como Kafka, judío que escribe en alemán, y reprobado por unos y otros. Charnego él también, capaz de callarse en dos idiomas. Kafka y Mozart en Praga, ciudad inasumible la ofrecida por Montalbán, con la herida aún abierta, en 1973, cuando comienza a escribir el poemario. Si abres los ojos ves los tanques, respiras destrucción, miseria, fracaso, el contaminado éter. Las palabras aquí descoyuntadas son hojas secas de acre perfume. Aventadas por la ironía, la única herramienta para sobreponerse a la tragedia, la lente que permite ver la Historia al trasluz. Vine a Praga a romper esta canción canta Sabina con voz desgarrada. Yo iré a Praga y releeré a Montalbán por las esquinas de Praga, una ciudad que no existe hasta que la lectura la reconstruya y cuando un puñado de músicos callejeros sostengan la ciudad en sus esquinas, les pediré que me toquen la K quinientos cuatro, y no hará falta decir más. Sin-fonía que me remite a un sonido inexistente. Llámalo muerte.

Café en la nieve (Matthew Dickman)
Kriller71 Ediciones pone en el mercado, y por primera vez en castellano, los poemas del norteamericano Matthew Dickman (Oregón, 1975). Una antología personal bilingüe del propio autor, con traducción de Sebastián Urli y Patricio Grinberg. Poemas extraídos de los libros All-American Poem, Wonderland, Husbandry, Bouquet y otros bajo el epígrafe New unpublished poems.
Son poemas que siguen un orden cronológico. Poemas tristes, más los últimos.
Y al hilo de esta cronología veremos cómo son aquellos años adolescentes de Dickman. La relación con la madre, las movidas con sus compañeros, la pubertad, la picazón del deseo (porque el siguiente verano sentí que dios se alejaba/ y mi polla le ganó a la santidad), las cervezas, el skate, la secundaria, los primeros besos.
A Dickman la separación de su mujer durante la COVID lo ha dejado tocado y estos poemas recogidos en Husbandry (escritos con pares de versos) creo que le permiten recorrer la herida y tomar también conciencia de la ausencia, mientras se afana con la paternidad (un buen ejemplo es el poema Crianza y eso tan habitual de levantarte cada media hora a ver si el bebe respira en la cuna, cuando su respiración es calma), al cuidado de los dos pequeñines. ¿Y cómo se replica el rol de padre? sin haber tenido Dickman uno.
Es curioso leer cómo en uno de los poemas, Regalo, asume que su mujer le ofreció un hijo para que Dickamn tuviera algo cuando ella se fuera. La separación, la ausencia, la muerte; Ese es otro de los temas recurrentes. Muy emotivo es Dormir, el poema que le dedica a su abuelo, Richard McCann, muerto cuando el autor contaba ocho años.
Pero no todo aquí es melancolía, también hay espacio suficiente para las flores (sí flores. Siete poemas, uno para cada flor, y ligados a sus seres queridos, comenzando por la rosa y acabando con el avellano) y el amor filial. Uno de mis poemas favoritos de la antología es el que cierra el libro, Lámpara y costa. La lámpara es su hermano gemelo. La costa su hermana. Son poemas nada alambicados, de prosa sencilla y efectiva, en tanto que logra que la flecha, con forma de palabras, haga blanco en el centro del corazón. Allá donde late la emoción.
Además hay en estos poemas algo parecido al olor del lirio, que comenta Dickman; aromas que me devuelven, por un rato, a la infancia.
Café en la nieve. Antología personal
Matthew Dickman
Traducción de Sebastián Urli y Patricio Grinberg
Kriller71
2025
194 páginas